En la cima de una montaña frente al océano, entre altos pastos y bosques de acacias, los escarpados muros curvilíneos difuminan los límites entre la arquitectura y el paisaje para definir los espacios públicos y privados de un retiro de 8 habitaciones. El refugio, llamado Wandering Walls, es un edificio en el que las paredes "vagan" como cintas que fluyen. La remota ubicación está expuesta a los vientos invernales, a la sal del mar en la atmósfera, y no tenía carretera de acceso antes de la construcción. Además, la falta de mano de obra cualificada y el escaso presupuesto del proyecto hicieron que se tomara la decisión de utilizar hormigón in situ desde la fase de concepción, por su resistencia climática y su facilidad de transporte y almacenamiento en la obra.
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