En medio de los campos flamencos, empezamos a trabajar en una casa unifamiliar existente y en los establos contiguos. Junto con los propietarios y sus padres, recientemente jubilados, transformamos la casa de campo existente en dos viviendas, una de las cuales es una casa de asistencia, donde es posible seguir viviendo de por vida. Durante esta renovación, nos esforzamos por alterar lo menos posible el típico carácter rural flamenco de la zona. Se conservaron la forma y la continuidad de los tejados existentes, así como casi todos los muros exteriores de las estructuras originales. La casa existente se convirtió en un alojamiento asistencial. Se colocó un nuevo volumen dentro de los límites de los graneros adyacentes, que alberga las viviendas de la familia que presta los cuidados. Esto garantiza la suficiente privacidad para ambas familias, sin comprometer el espacio exterior y las vistas. En el centro del nuevo volumen se encuentra el vestíbulo, que actúa como núcleo de conexión de los demás espacios. Aunque los residentes de la residencia tienen una entrada separada, hay una conexión interna entre las dos viviendas a través de la sala exterior cubierta.
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