Solo lo necesario. Bajo la luz cenital que ingresa por la techumbre del espacio central de 4.5 metros de altura de la Casa “el Aguacate”, sus habitantes pueden disfrutar del paisaje circundante a través de los ventanales que rematan en dos de sus patios perimetrales y una gran terraza que se extiende en el terreno por medio de plataformas vegetadas. Las habitaciones y servicios ubicadas en tres células que se articulan alrededor del espacio central replican la experiencia visual de cercanía con el entorno y las vistas lejanas manteniendo una huella compacta del edificio y una presencia discreta en el sitio.
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