La idea era crear un espacio de bienestar para la mente, el cuerpo y el alma. Un espacio donde los habitantes puedan vivir con tranquilidad, amor, alegría y felicidad. Un lugar donde puedan reponerse y rejuvenecer lejos de la vida energética, un lugar donde se sientan en casa. Pasamos tres meses con nuestros clientes para entender su estilo de vida, su filosofía, sus sueños, sus deseos y sus motivaciones. La experiencia que querían tener y las emociones que querían vivir eran primordiales para nosotros. El reto era determinar y comprender los sentimientos de nuestros clientes y convertirlos en una casa residencial. En arquitectura hay un viejo principio contado por Louis Sullivan que es la forma y la función.
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