El proyecto está ubicado en el borde de una aldea urbana, limitado al norte por una escuela, al sur por una colina, al este por un río y al oeste por la aldea. La pequeña colina al sur proporciona vegetación perenne durante todo el año, con los sonidos de aves e insectos alternando a lo largo del día. En este entorno, el edificio está diseñado para ser abierto, con las cuatro paredes capaces de abrirse, abrazando activamente el entorno natural circundante. Más importante aún, la interacción cercana con la naturaleza permite una mayor percepción del paso del tiempo, ya que estos sonidos o luces aparecen puntualmente en diferentes momentos del día y del año.
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