Proyectamos una casa de fin de semana para una pareja de ancianos en un sitio con una pendiente pronunciada que estaba al borde de un complejo de viviendas unifamiliares suburbanas en Kisaradu, Chiba, Japón. La primera vez que la visitamos, habían muchas flores, plantas crecidas y árboles frondosos. El espacio tenía una naturaleza rica que rara vez se ve en una zona residencial suburbana tan antigua. El propietario lleva una década dedicándose a la jardinería y haciendo picnics en un fogón recurrentemente, alimentando el deseo de construir algún día una casa donde poder descansar. Esperaban poder disfrutar de un fin de semana tranquilo comiendo verduras frescas del huerto, pasando un rato frente al fuego y durmiendo antes de volver a la ajetreada Tokio.
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