Fue en el oeste de Ámsterdam, más precisamente en Gerrit Mannourystraat, donde el estudio de arquitectura Koschuch Architects diseñó dos robustos edificios residenciales. Una de las estrategias fue diseñar una fachada estructural y, de esta manera, permitir una mayor flexibilidad en el diseño del plan a largo plazo ('Open Building'). Se instalan placas fotovoltaicas en las cubiertas verdes, se recoge el agua de lluvia y se filtra el agua de las duchas para regar las plantas de los balcones ('Smart Roof'). Altas ambiciones de sostenibilidad con respecto a la adaptabilidad a largo plazo de los edificios, la reducción global de CO2, el uso cuidadoso del agua y el amor por los detalles son los pilares de este proyecto pionero, teniendo en cuenta que en este proyecto ya se han realizado y pensado inversiones para que estos edificios tienen una larga viabilidad.
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