En contraste con el extremadamente urbanizado centro de la ciudad, la zona montañosa que rodea el centro de Pekín se mantiene todavía rural y natural. El sitio era una escuela primaria abandonada durante años en un pueblo de montaña de Pekín, formada por cuatro hileras de casas de ladrillo y estructura de madera dispuestas de forma repetida y rodeadas de altos muros perimetrales. Como propiedad de alquiler, el cliente quería renovarla para convertirla en un hotel boutique de alta gama. Debido a los términos del contrato de alquiler y a la normativa local, no se permitía ninguna adición, sustracción o cambio importante en las estructuras originales. El proyecto contrató a los habitantes del pueblo para la construcción con el fin de reforzar la conexión con ellos. Afectados por los controles de tráfico de COVID-19, los materiales de construcción debían obtenerse de lugares lo más cercanos posible, mientras que el tiempo real de construcción era de sólo tres meses. Por lo tanto, tuvimos que encontrar una estrategia de intervención ligera y de baja tecnología para reformar la experiencia de la obra.
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