Dirigir y controlar la luz natural es una de las consideraciones más importantes de cualquier construcción, determinando la orientación del edificio, el tamaño y número de ventanas, y sus beneficios para los habitantes potenciales. La cantidad de luz natural puede influir drásticamente en el estado de ánimo y la comodidad de sus residentes y usuarios, mientras que su gestión efectiva puede funcionar como un método de control pasivo para las temperaturas interiores, reduciendo además la necesidad de iluminación artificial. Por ejemplo, al filtrar la luz natural a través de sistemas controlables, es posible disminuir el deslumbramiento, reducir la ganancia de calor y crear un ambiente cómodo, productivo y agradable. Al mismo tiempo, al utilizar la luz del día en lugar de la iluminación artificial, se reducen tanto los costos de electricidad como los gastos energéticos. En otras palabras, hacer un uso eficiente de la luz natural no solo es esencial para el bienestar de las personas, sino que también puede contribuir a las iniciativas sostenibles y a reducir los gastos recurrentes.
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