El singular emplazamiento de la casa, en una empinada ladera a las afueras de Viena, cautiva con una fantástica vista panorámica sobre los viñedos y las montañas locales hasta el Danubio. Teniendo esto en cuenta, nosotros y el cliente perseguimos el objetivo de llevar este paisaje al interior de la casa y convertirlo en una experiencia tangible. Una viga acristalada de 36 metros de largo con una estructura exterior de acero gris grafito flota 12 metros por encima de la enorme base, en voladizo. En el lado de la calle, el garaje con almacenamiento y salas técnicas se introduce en la pendiente.
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