Este antiguo chalet se transformó en una espaciosa casa, en donde el volumen de la ampliación se adaptó al posicionamiento de los robles existentes. La estructura es de acero y está rematada con un revestimiento de madera aceitado en negro y una fachada anodizada en oro. Se mantuvo la sensación de vacaciones, abriéndose al jardín tanto como sea posible, además de crear una amplitud cautivadora a través de la forma del techo en expansión en contraste con las alturas de techo limitadas de las partes existentes. La cocina está situada entre lo antiguo y lo nuevo y forma la transición entre las funciones de día y de noche.
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