Como reacción a la pandemia de COVID-19, halo proporciona una zona de refugio introvertida para una persona. Al enmarcar el espacio privado alrededor de una persona en la extensión de nuestra zona de confort individual, nuestra propia aura se hace visible, como un desplazamiento alrededor de un núcleo: un halo. El espacio contenido resultante es un microcosmos personal que puede insertarse dentro de cualquier espacio público, manteniendo a la persona dentro a salvo del hilo del contagio físico de las personas cercanas. La piel de halo se envuelve alrededor de un marco de acero ligero desmontable, bloqueando completamente el riesgo de infección para su usuario. Una vez dentro, el foco de atención se aleja del contexto inmediato a nivel de la calle hacia el cielo abierto, provocando una relación íntima con la naturaleza justo encima de nosotros, incluidas las copas de los árboles, los pájaros, las nubes y el sol, características de nuestro entorno que normalmente hacemos. No se le presta mucha atención en las ciudades.
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